Trilogía de los Fundadores Publicamos las siguientes líneas solicitando, ante todo, disculpas a nuestros lectores por la demora en la publicación. Por motivos varios no nos ha sido posible escribir antes acerca de la Trilogía de los fundadores, pero un evento de tamaña trascendencia cultural y artística no podía dejar de tener eco en zarzuela.net. A pocas semanas de recibir la temporada 14/15 recordamos aquí uno de los mayores hitos del curso teatral que acaba de terminar.
Lástima daba ver una sala medio vacía mientras sonaban por primera vez en muchos años las delicias de Gaztambide, Arrieta y Barbieri. No seremos nosotros quienes digamos "esta zarzuela es mejor que esta otra", ya que cada uno de los autores demostró, por separado, cuán distinguida y personal era su inspiración. En lo que sí coincidieron los tres compositores fue en denotar un talento fenomenal para la escena musical, un hecho que en el caso de Arrieta, con su inteligente y bello Dominó azul, nos pareció singularmente sugerente. Por supuesto que Barbieri no quedó mal parado, siendo su partitura para El diablo en el poder tan inspirada como sarcástica una auténtica acumulación de números bomba contando entre ellos con un cuarteto en el último acto que podemos tener por uno de los mejores del género. Y en cuanto al extenso spartito de Gaztambide para Catalina nos sacudió en nuestra butaca con sus contrastes y fogosa inspiración, especialmente en el segundo acto de ambiente militar y guerrero. Pero nada de esto lo hubiésemos percibido de la misma manera sin haber contado con la dramaturgia escénica de Álvaro del Amo, hasta cierto punto improvisada sobre la marcha, pero discreta y bien planteada, haciendo accesibles para el público de hoy obras tan desconocidas. Sin duda, la de El dominó azul fue la más acabada, dejando hablar al propio Camprodón con una buena selección de los versos originales del libreto. En cualquier caso, con las tres obras uno salía del teatro con la sensación de haberlas "asimilado" y no sólo como meras partituras. ¡Enhorabuena por la iniciativa! Para este sutil trabajo de semiescenificación se contó con dos colaboradores cuya labor ha resultado determinante para el resultado final: Pepe Corzo, con un aplaudido vestuario tan naíf como vistoso, imitando el estilo de los antiguos recortables de cuentos de princesas, y Nicolás Fischtel, iluminando con gusto y teatralidad. El éxito tampoco hubiese sido el mismo sin la muy trabajada y vigorosa dirección musical de José María Moreno, director joven que asimiló perfectamente el estilo isabelino y que demostró excepcional personalidad en los acompañamientos velados o resaltando determinantes colores en cada título. Situado al fondo del escenario, el Coro del Teatro de la Zarzuela dirigido por Antonio Fauró no pudo lucirse esta vez, escuchándosele algo apagado y sin esa implicación habitual con que suele brillar en los títulos escénicos. Por último y por razones de extensión, es imposible ofrecer detalles pormenorizados de cada uno de los tres repartos, aunque aseguramos con firmeza que todos ellos nos parecieron bastante equilibrados. En conjunto, podemos felicitar al Teatro de la Zarzuela por el camino que ha emprendido desde hace pocos años apostando por artistas jóvenes españoles que transmiten entusiasmo y buen hacer alejados de tics interpretativos de sabor añejo. Esperamos que muy pronto podamos gozar de estas zarzuelas isabelinas ¡y de otras muchas! en escena con todas las de la ley. Este formato de la semiescenificación nos parece ideal para la "cata" de obras desconocidas con libretos más o menos aparatosos o poco teatrales. Sin duda Arrieta, Barbieri y Gaztambide han aprobado con sobresaliente. Pienso ahora en obras como La tempestad, El anillo de hierro o El salto del pasiego que claman por una audición en tiempos modernos. ¿Será éste el formato para las venideras Dogaresa y Marchenera? Esperemos que sí, aunque por ahora se anuncian en versión de concierto (¡otra vez!). ¿Tropezará el teatro dos veces con la misma piedra ? © Miccone, zarzuela.net 2014
31/VIII/2014 |