Trato de favor (Teatro de la Zarzuela) (c.) Elena and Javier del Real


Trato de favor
Zarzuela contemporánea

Libreto: Boris Izaguirre
Música: Lucas Vidal

Teatro de la Zarzuela
(Madrid, 4 de mayo de 2023)

una crítica de
Carlos Figueroa


Sucede en ciertas novelas policíacas que al detective le hacen un encargo envenenado. Esto es, el típico caso de resolución aparentemente fácil y retribución generosa que termina complicándose de manera dramática. Así sucede también en algunos teatros. Son sabidos los esfuerzos de Daniel Bianco –impresionado, sin duda, con los ejemplos de la Marina de Arrieta y aun la Luna de Cano–, por transformar en óperas cuantas zarzuelas se han cruzado en su camino. Pero, ¡ay!, a la cesantía, viruelas. Como queriendo expiar esos pecadillos cercenadores debió de nacer la idea de encargarle a Boris Izaguirre la creación de una zarzuela de nuevo cuño; así este Trato de favor, cuya cándida etiqueta reza: «Zarzuela contemporánea». Un oxímoron, en realidad. Tan contemporánea como El valle de Andorra o Baile en capitanía. Conviene no confundir calificación con clasificación. Los autores de Yola, uno de los grandes éxitos de Celia Gámez allá por los años 40, bautizaron su obra como «zarzuela cómica moderna». Era, en realidad, una comedia musical que satirizaba la antigua opereta vienesa. La etiqueta, si bien toscamente, venía a anunciar que se trataba de algo nuevo y la intención es lo que cuenta. Las etiquetas genéricas son un mapa, un punto de partida no sólo para el espectador, sino también para los propios autores, que pueden escoger entre el acatamiento ciego, la sublimación e incluso el zapateo. De ahí el encargo emponzoñado; y que la cosa empezase, efectivamente, como en una novela negra, con un cadáver sobre la tarima. El misterio, sin embargo, no consiste en saber si entre todos la mataron y ella sola se murió, sino en responder a la pregunta: ¿qué es una zarzuela?

Trato de favor (Teatro de la Zarzuela) (c.) Elena and Javier del Real

Aclaremos que escribir una zarzuela en 2023 es un acto de melancolía. Tan voluntarista como hacer el Grand Tour o levantar una catedral gótica. Es una ley del movimiento pendular del arte el batir permanente entre la dinamita y la añoranza. La propia zarzuela lo vivió en sus carnes, pero la única dinamita digna de mención es la de Wamba en el célebre tango de El bateo. Hubo mucho más de lo segundo, desde la “restauración” de los Barbieri, Olona, Gaztambide… hasta la emulación de aquel Madrid finisecular del género chico en los libretos de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw. Los señores Izaguirre y Vidal, en cambio, han huido sabiamente de cualquier intento de fantasmagoría. A pesar de ello, queda la fatigosa sensación de que toda alusión al género suena a disculpa y calzador, empezando por «Las espigadoras» y terminando por ese estrambótico «La zarzuela es la libertad» [¡sic!], como si a Izaguirre lo hubieran invitado a dar el pregón del pueblo y se viera en la obligación de halagar a los paisanos con cumplidos sobre el retablo de la iglesia o los zarajos de Casa Pepe. Algún día habremos de admitir que hace ya casi un siglo desde que el término ‘zarzuela’ expele las emanaciones mefíticas del manzanillo, parafraseando a Peña y Goñi. De ahí que Bianco, en estos años, haya hecho lo imposible por ofrecer artefactos recosidos, tronchados o adulterados haciéndolos pasar por zarzuelas. ¡Todo por la zarzuela sin la zarzuela! Y es que existe una grave contradicción entre no creer en el género, ni siquiera como género histórico, y plantear la posibilidad de su resurrección.

Maria Rey-Joly, Trato de favor (Teatro de la Zarzuela) (c.) Elena and Javier del Real¿Qué es una zarzuela? No deja de ser sintomática a este respecto la excusatio de circunvalación de Ana Vega Toscano en las notas al programa. Mientras Boris Izaguirre afirma tener asociado el sainete a la zarzuela «como fórmula narrativa», el maestro Vidal reconoce que en su música hay mucho del musical de Broadway, mucho del cine, algo de pop, algo de ballet… y quizás, efectivamente, unas gotas de sainete, por decirlo en añeja fórmula hibridante. Aceptemos que, si una zarzuela es una obra de teatro musical en la que se alternan fragmentos hablados y cantados, Trato de favor cumple los requisitos en el aspecto formal. Otra cosa es el idiomático. Para el que esto escribe, llamar zarzuelas a Cats o West Side Story resulta violento. Es precisamente porque los géneros no son categorías huecas, porque existen siquiera en un estado ideal inasible, por lo que podemos entrever hacia dónde se inclina la obra en cada momento. Y por lo que, en consecuencia, Lucas Vidal no afirma haber mezclado un poco de zarzuela y de zarzuela y de zarzuela…

Boris Izaguirre, Trato de favor (Teatro de la Zarzuela) (c.) Elena and Javier del RealTrato de favor funciona en su primera parte, a nivel vocal y armónico, como una ópera cómica. No se piense en Lecocq o en Bizet, sino más bien en el lirismo decadente de un Poulenc o un Sauget. Más parecida, en su exquisitez, a las comedias musicales de Reynaldo Hahn que a las de George Gershwin, aunque le falta su charme. La partitura de Vidal es exuberante, rica, de cuidada orquestación. Los números se construyen con libertad estructural, al servicio del texto, deslizando música que alfombre las partes habladas intercaladas aquí y allá, como sucede en el musical. Se echa en falta algún número bomba, aquél que cumpla el apotegma de Amadeo Vives y haga la obra inmortal en la voz de las cocineras. Adolece, en ocasiones, de falta de teatralidad. Hay demasiado ostinato que remite al cine, demasiados episodios atmosféricos. También exceso de música en un libreto que más parece un policía de tráfico dando paso. Es interesante cómo se desgranan los ritmos hispánicos, las gotas de zarzuela –más bien de petrificado casticismo–: por acá se insinúa una rumba, por allá asoman reminiscencias del chotis… Son dignos de encomio, asimismo, el bello vals de Juan Miguel, «15 años» y el «Pasodoble de Eurovisión», de gran finura, merecedor de pasar a las antologías del género, aquí sí, como último eslabón de una gran tradición. También el inevitable dúo cómico de las asesinas o el cierre del acto I, con la diva descendiendo por la gran escalera de la prisión a ritmo destilado de chotis. Más complicado resulta el segundo acto, que en su extravío termina por parecer una revista. Una revista lírica, si se quiere. De hibridación en hibridación, encabalgando en el batiburrillo temas, registros, guiños y banderas hasta su almodovariano final, involuntariamente cómico. El libretista parece no saber qué hacer con todas las puertas abiertas durante la primera mitad. Mención aparte merecen los cantables. ¿No había nadie a quien encargarle esa tarea?

Cristina Faus, Trato de favor (Teatro de la Zarzuela) (c.) Elena and Javier del Real

Para el segundo reparto, correspondiente a la función del 4 de mayo, era día de estreno. María Rey-Joly, como Ana Mía, mejoró a medida que avanzaba la obra. A destacar el mencionado chotis de la escalera y el número de Eurovisión. Javier Tomé supo aprovechar bien su breve y hermoso vals del primer acto. Cristina Faus hizo lo que pudo con un personaje poco agradecido, pero cantó sus partes con acierto y solvencia. María José Suárez y Amelia Font cumplieron, aunque apenas se las escuchó. ¡Ni que Lucas Vidal fuera don Ricardo Wagner! Amparo Navarro estuvo graciosa como actriz y destacó en sus apariciones, especialmente la última, aunque la comedia descansó fundamentalmente sobre los hombros de unas sainetescas Laura Chaves y Gurutze Beitia. El Coro Titular del Teatro de la Zarzuela y la Orquesta de la Comunidad de Madrid recogieron calurosos aplausos en manos de sus directores, Antonio Fauró y un primerizo Andrés Salado.

Maria Rey-Joly, Trato de favor (Teatro de la Zarzuela) (c.) Elena and Javier del RealTrato de favor es, en muchos aspectos, una oportunidad perdida, pero conviene no olvidar que es también un primer intento por parte de sus autores, rehenes ambos de una etiqueta de difícil encaje en nuestros días. ¿Qué habría salido de aquí si el encargo hubiera sido el de escribir una comedia musical? El señor Izaguirre bien puede aprender de los errores y darnos un buen sainete dentro de unos años. Lo dejó dicho Jesús María de Arozamena: es el género que más se parece a las comedias musicales. El maestro Vidal, por su parte, ha demostrado talento, imaginación y buen hacer, y es de desear que Iván Macías deje de ser pronto el único músico que estrena todos los años un musical en España.

Puede que la próxima sí la silben las cocineras.

© Carlos Figueroa y zarzuela.net, 2023


Trato de favor (Música: Lucas Vidal; libreto: Boris Izaguirre)

Reparto:
Ana Mía - María Rey-Joly, Mayka - Cristina Faus, Juan Miguel - Javier Tomé, Mercedes - Gurutze Beitia, La Colombiana - Amelia Font, La Venenosa - María José Suárez, Chelo - Amparo Navarro, Cuca - Lara Chaves, Música en escena - Celsa Tamayo, El Presentador - Boris Izaguirre, Orquesta de la Comunidad de Madrid (Titular del Teatro de la Zarzuela), Coro Titular del Teatro de la Zarzuela (d. Antonio Fauró), d.m. Andrés Salado, d.esc. Emilio Sagi, esc. Daniel Bianco, vest. Jesús Ruiz, ill. Albert Faura; cor. Nuria Castejón

Trato de favor (Teatro de la Zarzuela)

portada de zarzuela.net

10/V/2023