La boda de Luis Alonso (Gimenez) Teatro de la Zarzuela, 2006 (© Jesus Alcantara)

Gerónimo Giménez · Javier de Burgos
La boda y El baile de Luis Alonso

Teatro de la Zarzuela
(Madrid, 23 de junio de 2006)


Enrique Mejías García


Una polca a la orilla de la mar

Cuando se acude al teatro y sentimos que los artistas están disfrutando y pasándolo bien sobre las tablas el éxito está garantizado, de otra manera, “da gusto”. Si además se trata de piezas cómicas de la esencia y el garbo de los Luis Alonsos se desarrollará casi por completo una extraña, pero deliciosa, complicidad entre intérpretes y público hasta tal punto que no sabremos bien dónde queda el límite entre el escenario y la platea, entre lo real y lo ficticio.

Santiago Sánchez , director de escena, ha sabido diseñar un montaje inteligente y sainetero. Conjugando mínimos elementos escénicos se tiene la sensación de una original improvisación. La historia parte de un café-cantante gaditano donde los flamencos, después de media hora de varietés y presentación, se irán acoplando en sus personajes a lo largo del preludio de La boda. Gracias a los fabulosos vestuarios de Sue Plummer y a una aguda iluminación de Rafael Mojas y Félix Garma, se va perfilando poco a poco un espectáculo in crescendo, donde lo feo se llega a ver como bello y que tiene mucho de guasa y de chirigota.

Homenaje a Cádiz en sus cantes, en sus carnavales y en los títeres de La Tía Norica. La gracia de la propuesta escénica reside justamente en eso, en que es la ciudad del pescaíto frito la protagonista. Los argumentos, más o menos interesantes, son lo de menos, lo que importa es Cádiz y sus gentes: de Tinoco a María Jesús, del Tarugo a Doña Manuela. Lo que queda es al fin y al cabo el “sainete”.

Entre los protagonistas, Luis Álvarez volvió a demostrar que es un grande de la zarzuela. Quizás su voz baritonal no sea la más brillante para un papel como éste [Luis Alonso], pero en cualquier caso consiguió recrear de manera intachable al popular maestro de baile gaditano. El papel de María Jesús fue llevado por la joven y bella María Macía, tiple prometedora de bello timbre, graves limpios y fascinante agudo. En las tablas supo desenvolverse con mucha corrección y hasta con un punto de picardía que convirtió al personaje en una mujer mucho más audaz que la casquivana pero fiel dibujada por Javier de Burgos. Tinoco, el guitarrista achispao, fue llevado por Tony River de manera sencillamente perfecta. Su interpretación del dúo junto a María Macía en El baile fue, en nuestra opinión, el número que consiguió elevar hasta el infinito los decibelios de la sala.

La boda y El baile de Luis Alonso son obras tan corales, tan saineteras de esencia, que sería injusto no nombrar al resto de personajes más secundarios o no, pero que consiguieron entre todos dar vida y luz nueva a estas dos obras poco representadas y que han cautivado a todos los que se han dejado caer a día de hoy por la calle de Jovellanos: Trinidad Iglesias como Doña Manuela, de nuevo demostrando que es la característica por excelencia. Alfonso Vallejo como Chano y Eva Diago como Picúa fueron perfectos padres aparentones de María Jesús. José Carlos Gómez fue un caricaturizado Gabrié que recordó quizás en demasía a su Taburete de La mala sombra de hace dos temporadas. Pilili fue la bella y graciosa Silvia Martí. El tío Cachipuchi fue ese maestro que es José Luis Gago y El Marqués el actor cómico y director de teatro Pedro García de las Heras.

En la adaptación teatral de Santiago Sánchez se han modificado algunos personajes para dar coherencia y cohesión a las dos obras vistas una seguida de la otra. Necesarios o no estos cambios, la verdad es que la versión es correcta y que teatralmente funciona. Aparte del dúo citado entre María Jesús y Tinoco hubo otros grandes momentos que debemos calificar de “memorables” y que fueron, en La boda, el imaginativo preludio, el bellísimo montaje del terceto y zapateado, el segundo cuadro con un impresionante telón de fondo con el estampado de un mantón de Manila y la representación con títeres del paso del encierro. En El baile llamó la atención la escena de la lección, la canción de la gitana por Leticia Rodríguez (la sensación de la noche... ¡magnífica cantante y mejor actriz!) y, cómo no, el final con la polca en las orillas del Atlántico... toda una sorpresa.

Todo cuanto se diga del cuadro flamenco contratado por la Zarzuela y que conduce y da vida a estas marionetas de Javier de Burgos será poco. Rosario “La Tremendita” y Johana Jiménez son dos cantaoras de rumbo, que arrancaron aplausos a una sala acostumbrada, quizás, a un repertorio mucho más lírico.

El Baile de Luis Alonso (Teatro de la Zarzuela 2006) c. Jesus Alcantara

Las coreografías de los intermedios, homenaje a Tamayo y sus Antologías de la Zarzuela, fueron convencionales y hasta de cierta estética kitsch. Dos intermedios que la gente ya no entiende sin verlos bailados y que se hicieron tal y como al público le gusta, tal y como Tamayo los inventó y paseó por medio mundo. Las boleras de La boda resultaron mucho más interesantes, estilizadas, de aire galante y de inspiración dieciochesca   innegable.

La dirección musical, a cargo de Miguel Roa, fue desigual. Por momentos lenta, por momentos ruidosa, pero que no tapó las voces de los cantantes en ningún momento lo que es en todo punto encomiable y de agradecer. La Orquesta de la Comunidad de Madrid sonó con una fuerza que no recordábamos. Su dirección, quizás, debería velar por la salud de sus vientos-metales y percusionistas. El Coro del Teatro de la Zarzuela funcionó magníficamente en sus pequeñas intervenciones: la habanera, la polca y el concertante de El baile, donde se superó a sí mismo y con el que consiguió una muy generosa ovación.

Los madrileños, a 35º C de media al día y donde el calor alquitranado lo riega todo, agradecemos mucho a los directores de la Zarzuela que para terminar la temporada hayan escogido género chico, que hayan elegido al muy poco programado Giménez y que nos hayan llevado, aunque sea por tres horas, a la Caleta, al Arrecife, al Barrio de la Viña... a bailar una polca con Luis Alonso y sus amigos a la orilla de la mar. ¡Feliz verano a todos!

© Enrique Mejías García 2006


La boda y El baile de Luis Alonso
dos sainetes en 1 Acto
música de Gerónimo Giménez
texto de Javier de Burgos

Reparto: Luis Alonso - Luis Álvarez; María Jesús - María Macía; Tinoco - Tony River; Juana - Leticia Rodríguez; Paco - Tony Cruz; Doña Manuela - Trinidad Iglesias; Miguelito - Antonio Torres; Tarugo - Sandro Cordero; Moma - Cristina Bernal; Quica - Martina Bueno; Chano- Alfonso Vallejo; Picúa - Eva Diago; El Marqués - Pedro García de las Heras; Gabrié - José Carlos Gómez; Tío Cachipuchi - José Luis Gago; Pilili - Silvia Martí; Amigas de Pilili - Paloma Curros, Carmen Gaviria, Paloma Suárez y María Eugenia Martínez; Cantaoras - Rosario “La Tremendita” y Johana Jiménez; Orquesta de la Comunidad de Madrid; Coro del Teatro de la Zarzuela (d. Antonio Fauró); Miguel Roa (Dirección Musical); Santiago Sánchez (Dirección de Escena); Dino Ibáñez (Escenografía); Sue Plummer (Figurines); Miguel Ángel Berna (Coreografía); Félix Garma and Rafael Mojas (Iluminación)
Producción del Teatro de la Zarzuela (2006)


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