Un affair del corazón… Los montajes de Sagi para el Teatro de la Zarzuela resultan siempre una gozosa exhibición de graciosos y fluidos juegos planeados y coreografiados –normalmente, como es el caso, por Nuria Castejón– con ingenio, precisión y viveza. Hay algunos momentos en que la forma puede con el fondo y al levantarse el telón en el acto primero la presencia en el escenario de sillas blancas y mayordomos saltarines nos crea una sensación momentánea de que esto ya lo hemos visto antes. Pero, para nada es así. Emilio Sagi tiene un affair amoroso con La generala. Ésta es su segunda producción en cinco años (la primera la dirigió en Viena) y su elegancia impecable no oculta el hecho de que ante todo se trata de un asunto del corazón. El éxito de este espectáculo proviene nada más y nada menos que de mantener un equilibrio perfecto entre la ligereza de la partitura de Vives, con sus resonancias británicas y sus frivolidades de opereta, y esos momentos más escasos de profundo sentimiento romántico, que se tornan rosas rojas en un florero de cristal. ¡Y vaya rosas se nos ofrecieron! Si escuchamos esta obra en cedé resulta difícil apreciar todas sus bellezas. Con qué sutileza está estructurado, por ejemplo, el dúo del acto primero entre el príncipe Pío y Berta o con qué delicadeza evoca Vives los recuerdos del music hall parisino al ensombrecer su famosa melodía con un bajo de “ chunda- chunda”. Toques tan imaginativos como ésos abundan en una partitura que va creciendo según avanza la obra. El dúo final, en el que el príncipe sucumbe a su maldición dinástica para caer en las redes matrimoniales tendidas por Olga podría haberse limitado a ser una efectiva conclusión al ligero argumento de Perrín y Palacios; Vives sin embargo escribe una pieza magistral de creciente sentimiento romántico, verosímil y conmovedor, que culmina con la que posiblemente sea la mejor melodía de una zarzuela pródiga en ellas. El acto segundo con su tiovivo plenamente funcional, sus umbríos bosques y su ornamentación carnavalesca parece un nocturno de Fragonard en el que se entrelazan con aseo amor y humor. El hecho de que la escenografía de Daniel Bianco no engulla a los intérpretes dice mucho de la acertada dirección escénica de Sagi, que sólo falla en el breve terceto cómico entre los reyes y Berta (con un tiovivo que gira ya demasiado), y mucho más de los propios intérpretes. Ismael Jordi encarna al príncipe Pío ideal; siendo alto, moreno y guapo, atesora además una insinuante y ligera voz de tenor lírico. ¿Se ha cantado la salida de Pío de mejor modo desde los tiempos de Vendrell y de Kraus? La labor de Sabina Puértolas es si cabe más excitante aún. Su segura y sexualmente explícita Berta queda soportada por un canto de belleza aterciopelada y personal fraseo que explica el magnetismo de esa generala hacia todos los que la rodean. Auguramos para Puértolas un prometedor futuro. La precisa Olga lírico-ligera de Sonia de Munck logra por otro lado defenderse por sí misma; su caracterización de una princesa manga colegiala y gafotas se alcanza con una emotiva combinación de inocencia, petulancia y sofisticación pueril. Con el buen apoyo de Enrique Baquerizo como un desgarbado y cachazudo rey Cirilo –su voz de basso profundo está mucho mejor colocada aquí que en los papeles baritonales que ha estado cantando últimamente– y de David Rubiera como un inusualmente joven y potencialmente peligroso Tocateca, esta velada resultó casi perfecta. Si el coro sonó escaso y menos confiado esto encuentra excusa en las exigencias coreográficas impuestas por Sagi y en la demanda del compositor de subdividirlo en grupos de doncellas, mayordomos, caballeros, damas… e incluso un batallón de Highlanders escoceses, con sus kilts y sus sporrans incluidos. Hubo menos excusas para la falta de coordinación entre escenario y foso, si bien la interpretación instrumental fue lo suficientemente buena como para hacer que lucieran las fragancias de la partitura de Vives. La generala viajará pronto al Théâtre du Chatelet dando a los parisinos la oportunidad de disfrutar de una de las más deliciosas zarzuelas en una producción a la altura de sus atractivos. De seguro que la sabrán acoger con los brazos abiertos. © Christopher Webber 2008 Reparto: Berta de Tocateca (La generala) - Sabina Puértolas/Carmen González; Príncipe Pío - Ismael Jordi/Enrique Ferrer; Princesa Olga - Sonia de Munck/Beatriz Díaz; Reina Eva - María José Suárez/Itxaro Mentxaka; Cirilo II - Enrique Baquerizo/Luis Álvarez; Clodomiro V - Miguel López Galindo; Duque de Sisa - José Luis Gago; General Tocateca - David Rubiera; Dagoberto - Enrique Viana; Guanajato - Richard Collins- Moore; El Coronel - Paco Navarro; El Capitán - Alberto Ríos; Ana - Ana Santamarina; Isabel - Ángeles Barragán; María - Paloma Curros; Natalia - Ana María Ramos; Laura - Paloma Suárez; Jorge - Joaquín Córdoba; Carlos - Enrique Bustos; Sirvienta - Amalia Barrio; Emilio Sagi ( dir. esc.); Daniel Bianco (escenografía); Jesús Ruiz (figurines); Eduardo Bravo (iluminación); Nuria Castejón (coreografía); Orquesta de la Comunidad de Madrid; Coro del Teatro de la Zarzuela ( dir. Antonio Fauró); José Fabra ( dir. mus.) in English 31/III/2008 |