El estreno de una artista (Gaztambide) Teatro de la Zarzuela, 2011 (© Jesus Alcantara)

Joaquín Gaztambide
Ventura de la Vega
El estreno de una artista
Francisco Asenjo Barbieri
José de la Villa del Valle
Gloria y peluca
Teatro de la Zarzuela
(Madrid, 11 y 12 de Febrero 2011)
una crítica de
Christopher Webber

Quienquiera que disfrutara de la reveladora producción de El juramento en el Teatro de la Zarzuela hace poco más de una década, de seguro se quedó con ganas de conocer otras obras de Gaztambide; es de entender que por ese motivo la recuperación tras más de cien años de olvido de El estreno de una artista haya sido un verdadero acontecimiento. Y de los que no defraudan. El texto de Eugène Scribe trazaba toda una trama urdida entre los bastidores de un teatro y tenía su culminación con el sabotaje del debut de una joven soprano por parte de un celoso director de orquesta llamado Astucio; Ventura de la Vega supo recontar esa intriga en fluidos versos castellanos. Su escritura es incisiva y la transformación de la soprano y del tenor, su amante, en una pareja española perdida en una corte italiana aporta mayor sabor –entre otros motivos al sustituir en el punto de inflexión de la parodia el número de la audición, que inicialmente era una pantomima de Pierrot y Colombina, por una canción gitana–.

La música original de Daniel Auber desaparece completamente de la obra de Gaztambide. Es importantísimo aclarar esto con rotundidad ya que cuando se ha hablado de "adaptación" o de "traducción" muy a menudo la gente ha creído que las músicas de las zarzuelas de los años cincuenta del siglo XIX eran meras modificaciones de las partituras originales francesas. ¡Craso error! Gaztambide de seguro debe a Auber esa ligereza de toque y esa suavidad urbana característica de las óperas tardías del Donizetti "francés" del tipo de, pongamos por caso, La fille du régiment; sin embargo la elegancia de esta partitura de Gaztambide y la característica delicadeza de su tratamiento armónico y orquestal son absolutamente personales. De los cinco números que la integran, un terceto para el maquiavélico director de orquesta, su esposa y el tenor español descuella por su gracia melódica y su feliz estructura. Pero el momento musical más original de toda la obra es el largo y complejo final donde el director trata de torpedear a la soprano haciendo que la orquesta "se suba", "se baje" y toque "vivo ese tiempo". Hay un maravilloso momento de cacofonía en el que la orquesta (y la cantante) tocan (y canta) a un compás de distancia, aunque Gaztambide siempre es inteligente y elegante manteniendo la pelea musical sin aspereza y el humor sin vulgaridad.

Emilio Gavira y Sonia de Munck en "El estreno de una artista" (Gaztambide) - Teatro de la Zarzuela 2011 (c.) Jesus Alcantara

Es difícil de creer que esta gema del viejo mundo de la opéra-comique se estrenara dos años después de la zarzuela con la que ha sido tan adecuadamente programada. Gaztambide fue un compositor agraciado con una distinguida personalidad pero Francisco Asenjo Barbieri fue todavía algo más: un maestro de la comedia capaz de decollar frente a cualquier compañero de viaje musical. Gloria y peluca, de 1850, podrá ser breve, y habrá podido ser citada en la bibliografía de referencia como un mero paso hacia esa piedra angular de la zarzuela en tres actos que es Jugar con fuego, pero a tenor de lo visto en este montaje, se trata de una pieza merecedora de gloria por derecho propio. Su muy leve argumento gira en torno a un barbero madrileño que aspirar a convertirse en compositor de ópera italiana aunque sus sueños de grandeza se verán aplacados con la terapia de choque que le aplicará su novia, una modistilla muy respondona. Vemos aquí la forma y la escala de la tonadilla escénica del siglo XVIII, incluso en el subtexto del libreto de Villa del Valle con elementos tan frecuentemente presentes también en dicho género –especialmente lo que se refiere a que los madrileños deberían de preocuparse por lo que les es natural en lugar de derrochar su talento en la ópera italiana–. Será mejor ser un barbero español (o al menos un Barbieri) que un imitador de lo italiano.

Si el mensaje puede ser sencillo, la música que hay detrás lo secunda con maravillosa fuerza. Desde el primer al último compás el humor vibrante de Barbieri nos mantiene con una sonrisa en la boca. Los números en que los dos protagonistas están acompañados por los coros de caballeros y costureras resultan tan estimulantes como los de Verdi, sin que sea necesario entender el texto para saber cómo María está aleccionando a su amante en sus melodiosas seguidillas, deliciosamente orquestadas con toques de castañuela y triángulo que ponen frente a frente directamente la música española con el espíritu italiano del resto de la obra. La enorme distancia en el modo en que ambas obras hacen uso de un idiomatismo musical español es apreciado de inmejorable manera en este montaje al poder confrontar estas populares seguidillas con la elegante y burguesa canción gitana de El estreno.

Gloria y peluca (Teatro de la Zarzuela 2011)  © Jesus AlcantaraEl clímax se alcanza a través de un tour de force vocal para el barbero que tiene que afrontar los tres papeles -bajo, tenor y ¡soprano!- de una suerte de parodia de terceto italiano, graciosamente desempeñado por Marcelo justo antes de ver cómo sus ambiciones se van literalmente al fuego para tener que acabar aceptando como compensación nada desdeñable el dar su mano en matrimonio a su novia madrileña. Barbieri no llegó a desarrollar más su estilo musical relativamente poco sutil pero su música nunca lo necesitó. Tiene la habilidad de decir exactamente lo que quiere del modo más conciso posible, y además es capaz de hacerlo de una forma memorable. Gloria y peluca es el verdadero hallazgo. Descúbranse, caballeros, ante esta obra maestra en miniatura.

Para ambas zarzuelas se ha contado con repartos de altura. Haciendo doblete como el intrigante director de orquesta y el barbero de Barbieri, Marco Moncloa luce unos modos interpretativos de verdadera estrella a la par que una atractiva y moderna inmediatez. Fernando Latorre, por su parte, canta ambos roles con corrección evocando una autenticidad de época en sus desgarbadas poses alla italiana que alcanza a su manera igual efectividad. Sonia de Munck como la cantante española Sofía en El estreno da el espaldarazo definitivo a su plausible reputación como la más efectiva soprano lírica y actriz de zarzuela del momento actual mientras que la contribución de Dolores Lahuerta como costurera en el Barbieri resulta gozosa. Vocalmente es buena, pero más allá de ese aspecto técnico su calidez natural y su presencia escénica llegan hondo al corazón del público. Espero que el Teatro de la Zarzuela tome buena nota de estas virtudes y abra sus puertas de nuevo a esta artista muy pronto.

La música ha sido ensayada con esmero a partir de nuevas ediciones de ambas obras encargadas a destacados musicólogos –la recuperación de un recitativo secco en Gloria y peluca a partir de la partitura orquestal autógrafa de Barbieri, es una muy relevante incorporación–. José Miguel Pérez-Sierra dirige con adecuada atención a las diferencias estilísticas aunque el empaste de la orquesta y la ejecución no alcanzaron una total redondez las dos noches en que se presentaron ambos repartos. En contraste el Coro del Teatro de la Zarzuela una vez más demuestra ser un elemento clave de este teatro, cantando con tal poderío que ayudó a potenciar los logros de la partitura de Barbieri en todos los sentidos. En una obra de tan diminutas proporciones emociona escuchar una gran masa de excelentes cantantes en lugar de las dos o tres voces por cuerda habitualmente reunidas en tales ocasiones por las compañías líricas.

Ignacio García y su equipo han pergeñado una muy bella puesta en escena. Destacamos de la misma la orquesta de nobles de la corte ducal que aparece sobre el escenario en El estreno dispuesta como si de los paneles de un colorido icono ruso se tratara y la barbería de Gloria y peluca que ocupa el sótano de un teatro tras y sobre el cual se está llevando a cabo simultáneamente una representación de ópera italiana. García muestra tal pericia e imaginación "dirigiendo la circulación" que le perdonamos la introducción de un superfluo bufón llamado "Maestro Toscán", un rival del maestro Astucio ausente del libreto firmado por de la Vega. El chiquitín Emilio Gavira insufla un horrorosa violencia al estilo interpretativo prevalente, saliendo cuando menos te lo esperas a escena a proferir unos cansinos gritos de "¡intriga!" que rasgan cual cuchillo oxidado la homogénea envoltura de refinamiento que envuelve al montaje.

No puedo sin embargo conceder indulgencia a García por un toque de estupidez que ha amenazado con arruinar el espectáculo. Unir el director orquestal italiano Astucio y el barbero español Marcelo en un mismo personaje y hacer que la zarzuela de Barbieri transcurra en Italia es un tumor que el director de escena tendría que haber tenido el valor de extirpar tan pronto como se alojó en su cerebro. Crea dificultades que socavan y diluyen el hecho dramático -¿por qué motivo no debería un italiano que vive en Italia escribir una ópera italiana?, y ¿por qué razón tendría una costurera madrileña que obcecarse en evitarlo?- a la par que abre una brecha psicológica entre el sofisticado director de orquesta profesional y el barbero aspirante a compositor pero musicalmente incompetente que resulta imposible que los intérpretes puedan afrontar. ¿No tiene el público suficiente inteligencia para unir por sí mismo los cabos sueltos entre ambas obras sin tener que darles la comida mascada con insultante condescendencia?

La opera italiana frente a frente a las pelucas madrileñas. Gloria y peluca (Teatro de la Zarzuela 2011)  © Jesus AlcantaraGarcía horada aún más el terreno al insertar un fragmento de unos pocos minutos de I Capuleti e i Montecchi de Bellini (ópera aludida en la pieza de Gaztambide) justo antes del comienzo del coro introductorio de Gloria y peluca, lo que provoca que éste no empiece en la tonalidad adecuada. No creo que se haya buscado de este modo resaltar con ironía el contraste de la pesantez y longitud de las frases vocales de largo aliento de la obra italiana frente a la brevedad y la falta de sinsentido de la española, pero eso es lo que inevitablemente nos viene a la mente cuando lo escuchamos, y el efecto resulta incongruente. Afortunadamente la fuerza de la música de Barbieri pronto se lleva por delante tal falta de sensibilidad teatral. En cuanto a las interpolaciones textuales incorporadas a la desesperada para tratar de explicar por qué Astucio ha cambiado de nombre y de pareja a lo largo de la velada, parecen una verdadera chifladura cuando ambas mujeres son interpretadas por una misma cantante (como ocurrió la noche del estreno con la admirable Marisa Martins) haciendo que uno se pregunte por qué nadie tuvo la gentileza de aconsejar a García que mandara lo antes posible estas ideas sobre el espectáculo a un sanatorio para enfermedades sin cura.

Es como cuando en una pesadilla nada toma forma y la gente conocida se comporta de una forma desconcertantemente extraña. Pero no importa. El estreno de una artista no se ve afectada por el concepto dramatúrgico, y la obra de Barbieri muestra tal robustez que aguanta y hunde a Ignacio García en la fosa que él mismo ha abierto. Al recuperar otra excelente partitura de Gaztambide y presentar la pequeña farsa de Barbieri con unos medios y un talento que permiten descubrir su verdadera importancia artística e histórica, el director de escena y la compañía del Teatro de la Zarzuela a sus órdenes merecen nuestro más entusiasta aplauso. En última instancia esa muestra de estupidez sólo logra distraernos levemente de un grandísimo hallazgo.

© Christopher Webber 2011
Traducción española © Ignacio Jassa Haro 2011


Reparto: El estreno de una artista: ASTUCIO Marco Moncloa/Fernando Latorre, MARIETTA Marisa Martins/María Ruiz De Orduña, ENRIQUE José Manuel Montero, MAESTRO TOSCÁN Emilio Gavira, SOFÍA Sonia De Munck, EL GRAN DUQUE Edu Soto, UN PIANISTA Miguel Huertas. Gloria y peluca: MARCELO PELUSA Marco Moncloa/Fernando Latorre, MARÍA Marisa Martins/Dolores Lahuerta, UN PIANISTA Miguel Huertas, UNA ARPISTA Selma García. Ignacio García (dir. esc.), Juan Sanz y Miguel Ángel Coso (escenografía), Javier Artiñano (figurines), Francisco Ariza (iluminación), Orquesta de la Comunidad de Madrid, Coro del Teatro de La Zarzuela (dir. Antonio Fauró), José Miguel Pérez-Sierra (dir. mus.) / Santiago Serrate (otro dir. mus.).

Ediciones: El estreno de una artista: Ramón Sobrino; Gloria y peluca: Enrique Mejías García (ambas Ediciones Arteria Promociones Culturales SRL, 2011).

El estreno de una artista / Gloria y peluca (Teatro de la Zarzuela, 2011)

in English
Francisco Asenjo Barbieri
Joaquín Gaztambide
Ventura de la Vega
YouTube - video promocional del montaje
zarzuela.net

27/III/2011