Clementina - Teatro Espaņol (Foto: Andres de Gabriel)

XIV Ciclo "Los Siglos de Oro"
Clementina

Ramón de la Cruz / Luigi Boccherini
(Madrid, Teatro Español, 17 de octubre de 2009)


Ignacio Jassa Haro


Hemos de confesar que la relevante producción de Clementina recién estrenada nos ha generado un sentimiento contradictorio. Si por un lado tenemos que reconocer en ella la definitiva aproximación moderna a este título singular de nuestro teatro lírico, por otro lado nos vemos obligados a confesar nuestra falta de entusiasmo ante una obra situada por la historiografía como ejemplo de libro del género zarzuelístico en lo que creemos que es una valoración errada.

Señalaremos, aun a riesgo de ser crucificados, nuestra incomodidad por aplicar a Clementina la denominación genérica de zarzuela. Su génesis nos demuestra que se trata de una obra atípica en el género. Nacida del patrocinio de una noble ilustrada (doña Faustina Téllez-Girón) para ser representada privadamente en su propio teatro particular, esta pieza de encargo obliga al libretista (el comediógrafo todoterreno Ramón de la Cruz) a replegar su ingenio a unas reglas estéticas muy estrictas (las de las "unidades" que gobernaban el teatro del clasicismo) con un número de personajes también condicionado por la nómina de familiares y amigos que iban a participar en su puesta en escena.

Súmase a ello la implicación de Luigi Boccherini, el músico de Lucca largos años vinculado a Madrid pero poco habituado a la producción de teatro lírico, que contribuye con una música inspirada y escrita con mucho más oficio (entiéndase por éste, sentido del teatro) del que podríamos suponer en quien tenía la música instrumental como principal preocupación. Su partitura llena de frescura y dinamismo carece, sin embargo, de la mínima impronta hispana (no nos referimos sólo a los rasgos musicales de color local sino al modo de construir el drama a través de la música), pudiendo formar parte perfectamente de una opera buffa italiana.

Con motivo de la reciente edición nacional tutto Boccherini auspiciada por el gobierno italiano, el musicólogo Miguel Ángel Marín ha preparado una nueva edición (todavía en prensa) conforme a la cual se ha interpretado la obra en la presente reposición. Se ha pretendido además contar con los mejores hacedores tanto en lo musical como en lo escénico, implicando a un hombre de teatro de la experiencia de Mario Gas (que se ha rodeado de un equipo artístico de primer orden) y situando en el foso a un prestigioso conjunto histórico (la Orquesta Barroca de Venecia con Andrea Marcon al frente). El director orquestal italiano ha prestado más atención al conjunto que a las partes, marcando adecuadamente los tempi que cada situación dramática requería y cuidando el empaste de las voces, aunque ha desatendido el color o no ha velado por un virtuosismo instrumental; pero el resultado ha sido en todo momento convincente.

Dado que el texto hablado se ha visto sometido a generosos cortes y puesto que la partitura es relativamente voluminosa (cada acto consta de nueve números), el resultado final de estas funciones es el de una pseudo-ópera. Contribuye más a esta percepción la propia dirección de actores, a la que tampoco es que haya prestado demasiado cuidado Mario Gas. De hecho la tarea narrativa de esta un tanto ortopédica historia de un amor imposible recae casi más sobre la dirección artística del montaje. Los escenógrafos han creado un doble espacio escénico en el que hacen discurrir los pormenores del argumento, que con la ayuda de una expresiva iluminación y el sabio empleo de deliciosos figurines y refinados elementos de atrezo, dota de adecuada variedad y sintonía estética a la obra.

El reparto, en general joven y algo inexperto en las lides teatrales, ha contado con varios componentes de origen extranjero, algo relevante (por su rareza sobre los escenarios de zarzuela). El problema de Anna Chierichetti no es su dicción o la fluidez con la lingua spagnuola, perfectamente trabajada sino su auténtica falta de tablas teatrales a la hora de abordar a doña Clementina, un personaje de carácter introvertido al que, en cambio, sí que supo caracterizar vocalmente. Resultó especialmente patente la limitación de recursos actorales al tener que medirse con ese terremoto escénico llamado María Rey-Joly, sirviendo a su temperamental hermana doña Narcisa; la madrileña fue a nuestro juicio una de las triunfadoras de la noche, y no es de extrañar que como premio se llevara a ese bombón llamado don Urbano, que cuenta en su haber con los momentos más inspirados de la partitura. El grácil tenor Juan Sancho lo sirvió con elegancia suma haciendo uso de un falsete de enorme expresividad.

El aya Cristina Faus observa a la pareja de jovenes amantes encarnada por Anna Chierichetti y Juan Sancho. Clementina - Teatro Espaņol (Foto: Andres de Gabriel)

Destacaron también las dos mezzos secundarias de la trama, el aya de Cristina Faus y la criada de Amaya Domínguez; la primera tuvo a su cargo un difícil personaje confidente sabiendo aunar con talento una cara severa con un fondo dulce mientras que la segunda se lució en los momentos más chispeantes de la partitura, aunque se mostró algo más limitada en recursos escénicos. João Fernández no consiguió, por su parte, que el profesor de música dejara de ser el rol más convencional de todo el reparto, aunque eso no se pueda achacar a una falta de competencia canora o de capacidad actoral del bajo-cantante portugués. De entre los roles hablados mostraron la deseable discreción Vicente Díez como el marqués de la Ballesta y Jordi Boixaderas como don Clemente.

Este último intérprete tomó la palabra en nombre de la compañía del Teatro Español para anunciarnos una triste nueva acaecida ese mismo día: la muerte de Manuel Gas, estrechamente vinculado al coliseo de la plaza de Santa Ana. Hijo del barítono sorozabaliano de igual nombre y hermano del actor y director de escena -y actualmente máximo responsable del propio Teatro Español- Mario, este músico desarrolló una fructífera carrera como intérprete de jazz y como director musical de una larga serie de populares cantantes españoles, incorporándose con frecuencia al equipo de su hermano cuando ése abordaba obras de teatro musical. Destaca en este ámbito su participación reciente (y aplaudida) en los dos grandes montajes de Sorozábal en el Español (La eterna canción y Adiós a la bohemia/Black el payaso) o en sendas producciones de títulos situados en la frontera entre la ópera y el musical (Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny de Weill y Sweeney Todd de Sondheim) con lecturas siempre vibrantes que denotaban una enorme capacidad de comunicación teatral. Expresamos nuestro pésame por tan sensible pérdida.

© Ignacio Jassa Haro 2009


Clementina. Zarzuela en dos actos. Libro de Ramón de la Cruz. Música de Luigi Boccherini.

Reparto:
Doña Narcisa - María Rey-Joly; Cristeta - Amaya Rodríguez; Don Lázaro - João Fernandes; Doña Damiana - Cristina Faus; Doña Clementina - Anna Chierichetti; Marqués de la Ballesta - Vicente Díez; Don Clemente - Jordi Boixadellas; Don Urbano - Juan Sancho; Francisco Dávila, Geraldine Leloutre, Rebeca Matellán, María Prado, Fátima Sayyad y Juan Luis Urgel - Criados; Orquesta Barroca de Venecia; Andrea Marcon (dirección musical); Mario Gas (dirección escénica); Juan Sanz y Miguel Ángel Coso (escenografía); Antonio Belart (vestuario); Paco Ariza (iluminación); Chema Noei (caracterización)

Edición a cargo de Miguel Ángel Marín (Boccherini Complete Edition, Lucca)

Nueva producción de la Fundación Caja de Madrid en colaboración con el Teatro Español de Madrid

Clementina - Teatro Espaņol / XIV Ciclo «Los Siglos de Oro» (detalle del retrato de Joaquina Tellez Giron, pintado por Goya y conservado en el Museo del Prado)


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Ramón de la Cruz
portada de zarzuela.net

27/XII/2009