No podemos negar que la temporada lírica de los Teatros del Canal –una plaza teatral generalista– se nos antoja breve, sobre todo teniendo en cuenta que esta institución haciendo honor a su nombre “plural” programa en las salas Roja y Verde una doble oferta teatral. Sin embargo el hecho de que el equipo artístico liderado por Albert Boadella haya optado por dar cabida a opciones zarzuelísticas (o afines) engrosa en un nada desdeñable volumen la oferta cómico-lírica de la capital. Del trío de ofertas de la presente temporada dos pueden resultar desconocidas para el público de Madrid (una de ellas se estrenó el verano pasado en el Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial, la sala “festivalera” del Canal y la otra proviene de la Sala BBK de Bilbao que coproduce con el Teatro Arriaga al que está adscrita como espacio escénico complementario) mientras que una tercera es una reposición de un montaje de la casa visto por vez primera hace poco más de un año. Amadeu, montaje notoriamente laureado en el principal certamen lírico del país y ruidosamente celebrado entonces y ahora por el respetable madrileño, ya recibió tras su estreno el análisis agudo de nuestro editor Christopher Webber. Aun así nosotros no podemos por menos que reiterar nuestra admiración por el texto de Boadella, auténtica alma del espectáculo. La calidad del libro firmado por el también director de escena es clave para lograr dotar de solidez un edificio a priori tan efímero como es el de un espectáculo antológico. Creemos que la triple incidencia en los claroscuros del amor, el dinero y el nacionalismo como motores de la creación de Vives hacen dotan de discurso al espectáculo y ayudan al público a realizar una aproximación crítica, y no meramente celebratoria, al personaje laureado.
Pero a pesar de la consabida excelencia de Amadeu el “momentazo” de la temporada lírica del Canal acaeció unas semanas antes con el estreno de Candide de Leonard Bernstein, que como decíamos más arriba había disfrutado de un anticipo de dos noches en el festival veraniego escurialense del pasado año. La “zarzuela voltairiana” con libro de Lillian Hellman revisado por Hugh Wheeler y cantables de una nutrida nómina de letristas (no se aclara en el programa de mano la versión empleada aunque sin duda es la “versión revisada final” de 1989) es una obra plena de vitalidad que cuando se pone en escena con un poquito de mimo –y aquí se ha puesto con mucho– produce resultados muy estimulantes y satisfactorios. El juvenil público que llenaba el ensayo general al que asistimos reaccionó del modo más positivo del que este cronista ha sido testigo en muchos años de asistencia a espectáculos líricos.
De signo muy distinto es el resultado de la puesta en escena de El dúo de La africana vista en la Sala Verde. Aunque en teoría se trate de la “sala B” del completo teatral del Canal la práctica nos ha demostrado –con La revoltosa vista el año pasado, sin ir más lejos– cómo tiene plenas posibilidades para producciones líricas grandes, incluida la capacidad de habilitar un foso orquestal. En ese sentido traer un montaje como el concebido para la sala BBK, donde se empleó un “coro” de doce voces y se realizó un acompañamiento con piano, es un auténtico sinsentido (bueno suponemos que el sentido habrá que buscarlo en los euros que se han evitado gastar). Lo que el espacio limitado de la BBK exigía, la privilegiada sala de los Teatros del Canal no sólo no lo condiciona sino que muy al contrario lo desaconseja, pues el resultado musical es pobre. El planteamiento escenográfico –basado sobre todo en una hábil combinación de elementos de atrezzo y de luminotecnia– está realizado con talento y no sufre las consecuencias del aumento de escala que el trasvase de Bilbao a Madrid conlleva. Los que sí que parecen obedecer a otros usos interpretativos son la mayoría de los miembros del reparto, que a la fiel asimilación de las confusas indicaciones del regista suman una sosísima desenvoltura. Y es que hacer aburrido, como ha sido el caso, un texto tan divertido y resultón como el de El dúo es meritorio… No parece posible ante la absoluta anodinez del montaje que Emilio Sagi haya tenido un grado de implicación muy grande en el mismo; resulta increíble que sea responsable como “versionador” no acreditado de bromas tan poco graciosas como las que dos sastras que actúan a modo de corifeos hacen sobre La Africana de Meyerbeer, que según ellas… ¡cuenta una historia del descubrimiento de América por los españoles! Cuando las bromas desinforman al público además de no hacer gracia se convierten en tristes armas de incultura. Tan sólo el delicioso coro femenino y el talento natural de la tiple, Mariola Cantarero, que fue por libre en su loca interpretación una Antonelli de excepción, sostuvieron lo que tristemente se venía abajo por el resto de flancos. © Ignacio Jassa Haro 2012
Candide.
Reparto: Pangloss/Voltaire (actor) - Jesús
Castejón; Pangloss/Voltaire (cantante) - Xavier Ribera-Vall; Candide -
Antoni Comas; Cunegunda - María Rey-Joly; Maximiliam - Axier
Sánchez; Vieja Dama - Eva Diago; Paquette - Anna
Mateo; Amadeu. Reparto: Vives – Antoni Comas; Jordi – Raúl Fernández; Jefe de Redacción – Chema Ruiz; Solistas: Yolanda Marín (soprano), Lola Casariego (mezzosoprano), Francisco Corujo (tenor); Coro JORCAM Académica (Félix Redondo, director); Coreografía – Ramón Oller; Escenografía – Ricardo Sánchez-Cuerda; Iluminación – Rafael Mojas; Vestuario – Rafael Garrigós; Espacio Sonoro – Ángel Ojea; Dirección Musical – Miguel Roa; Dirección de Escena y Dramaturgia – Albert Boadella. Producción de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid para los Teatros del Canal (2011) El dúo de La africana. Reparto: Antonelli (Mariola Cantarero); Giuseppini (Javier Tomé); Querubini (Felipe Loza); Inocente Pérez (Lander Iglesias); Amina (Itxaso Quintana); Doña Serafina (Gurutze Beitia); Marisa la Sastra (Loli Astoreka); Pepa la Sastra (Esther Velasco); El bajo (Mitxel Santamarina); Comisario de Policía (Carlos Roó); Coro (Félix Redondo); Piano y Dirección Musical (Rubén Fernández Aguirre); Escenografía (Daniel Bianco); Figurinista (Genoveva Vidal); Dirección de escena (Emilio Sagi). Coproducción: Teatro Arriaga de Bilbao y Sala BBK 11/VI/2012 |