Entrevista a...

Ángel Fernández Montesinos

Pedro Gómez Manzanares

(Madrid, 14 de agosto 2012)

Ángel Fernández Montesinos
Ángel Fernández Montesinos


La cita era en la Plaza de Santa Ana, corazón del Barrio de Las Letras de Madrid, en la cafetería “Miau” cuyo nombre recuerda la novela del mismo título escrita por Benito Pérez Galdós que nos permite introducir a nuestro personaje, uno de nuestros grandes y “jóvenes“ , aunque veterano según su fecha de nacimiento, Directores Escénicos “creadores“. Él ya había conocido a Galdós al estudiar y montar alguna de sus obras como La duda en 2006 o El abuelo en 2007, pero se trata de solo dos ejemplos de la extensa trayectoria de nuestro personaje, que ha montado unas 170 obras incluyendo teatro, zarzuela, revista, ópera… la mitad de ellas musicales. Ha recibido, entre otros, el Premio Nacional de Teatro en dos ocasiones (1961 y 1972). Para aquellos que no lo han hecho aún, recomendamos la lectura de su libro El teatro que he vivido. Memorias dialogadas de un director de escena.

Todo un placer escuchar, aprender, recordar… ha sido una entrevista relajada con una persona muy joven de espíritu, que insiste en asegurar que nació en 1930 aunque cueste creerlo. Con ideas y visión actual de ese teatro musical que lleva en la sangre. Su diálogo es creativo, imaginativo, lleno de nombres que recuerda como si hablase de temas actuales, aunque estemos repasando montajes de hace cuarenta o cincuenta años. Decenas de nombres de artistas y cantantes, admirados y recordados, manan de sus labios.

A través del cristal de la puerta de la cafetería se ve, a unos metros, el Teatro Español, donde el pasado verano montó y dirigió Las de Caín.


Montesinos y Vicente ParraEstamos en un barrio de literatos y dramaturgos. ¿Cuál es el teatro de sus éxitos?
Realmente han sido tres. El Teatro Español donde he realizado varios montajes y en particular el pasado año la obra de Sorozábal titulada Las de Caín. El Teatro de la Comedia en el que comencé mi andadura en 1960 con El rebelde, en la que trabajaba Vicente Parra. Y por último el Teatro Alcázar donde dirigí Por la calle de Alcalá, que llegó a las 2300 representaciones, y también el musical Estamos en el aire.

Revista, zarzuela, ópera, comedia, teatro clásico…. ¿cuál siente más cercano?
Empecé en 1960 con El libro del buen amor, también estuve muchos años dirigiendo la Compañía Lírica Nacional o la compañía Isaac Albéniz entre otras, he hecho muchos programas para televisión… pero ante todo me gusta el teatro musical. Me permite hacer lo que pienso, “crear”, algo que no me resulta difícil y que sólo lo saben hacer algunos, aunque hay muchos insensatos que creen saber hacerlo y luego se ven los resultados.

Disfruto con el teatro musical, viéndolo, creándolo, dirigiéndolo. He visto más de ciento cuarenta musicales, principalmente en Londres y en Nueva York, lo que muestra que realmente soy un curioso de este tipo de espectáculos y en concreto de los más actuales.

Las de Cain (Sorozabal) Javier Naval © Teatro Espanol - 2011

Hablemos de zarzuela.
Hay zarzuelas donde la creatividad es mas difícil introducirla sin dañar la obra, pero otras, en cambio, lo permiten y son esas las que disfruto montando y dirigiendo. En general hay muchas obras cuyos libros son una rémora, o muy sencillos o difíciles de entender, por eso lo importante es cómo se cuenta la historia.

Un aspecto importante es cómo se da continuidad a las escenas, no me gusta hacer un oscuro, me gusta pasar de una a otra con imaginación, incluso añadiendo algún número del mismo autor, aportando nuevas ideas. Eso forma parte de la creación del director.

Algunas obras pueden traerse a tiempos más cercanos pero siempre hay un límite del que no debe pasarse, pues si no “los actores vestidos de modernos, sin ideas, son como un ensayo general sin ropa”. Realmente me gusta inventar y crear siempre que se pueda.

Está dirigiendo en estos momentos La verbena de la Paloma en los Jardines de Sabatini con algún número adicional. Háblenos de la idea.
Casualmente hoy se ha colgado el letrero de “no hay billetes” con muy buenas entradas los días precedentes, algo importante para todos los que participamos.

Se trata de La verbena de la Paloma a la que he incorporado algunos títulos de otras obras del género chico, conocidas, pero no tan populares como los números de la gran partitura de Bretón. Para no romper la estructura y el ritmo de la obra, se han añadido dentro de una escena en la que los personajes van realmente a la verbena. De esta forma no se pierde el hilo conductor de la obra. Después, la obra sigue con su estructura habitual. Siempre me he preguntado por qué los personajes de esta obra no van realmente a la verbena. La respuesta puede estar cerca de la idea de no prolongar la obra más allá de una hora, como exigía el género chico.

Alguna persona, que no conocía la obra en detalle, me ha comentado que pensaba que los números añadidos formaban parte de la misma.

Recordemos aquellas dos obras tituladas Tiovivo madrileño y Casi un siglo de zarzuela.
Tiovivo madrileño es la historia del género chico y de la revista en su origen, tal como fue pensada. Todo empezaba con un tiovivo al fondo del escenario y un personaje que decía… “¿Me acompañan ustedes a dar una vuelta por el pasado?” Después salía el coro y así se daba entrada a los números musicales. Se representó en el Teatro de la Zarzuela. Era el año 1969. La idea era mía y la dirección musical de Manuel Parada.

J.A.Quintero, Montesinos, Torroba, Arozamena ("Maravilla")

Al fallecimiento de Torroba, Cayetano Luca de Tena escribió un texto que servía para combinar números de distintas obras del gran músico como un homenaje a su figura. Así nació Casi un siglo de zarzuela. Allí aparecían números de Azabache, La Caramba, Baile en capitanía, María Manuela, La chulapona… era 1982. Estuvieron Ángeles Chamorro, Antonio Blancas, María Muriz, Josefina Meneses, Antonio Ordóñez, Carmen González, Guadalupe Sánchez, Jesús Castejón, etc. con los coros del teatro dirigidos por el maestro Perera.

Por su experiencia y desde su posición libre, experimentada… ¿qué aconsejaría a los actuales dirigentes del Teatro de la Zarzuela?
Que hablen y que acudan a gente que conoce el género. Ahora hay pocos que conocen el género, pero los hay. Siempre tengo en mi mente a quien fue mi maestro, José Luis Alonso.

¿Cómo ve el teatro lírico español a medio plazo?
El público adulto, en general, quiere ver zarzuela pero algo renovada. Los jóvenes tienen expectación por ver cómo es la zarzuela y no como se la imaginan… obsoleta, pasada. Si no hacemos nada, quedará como una reliquia, pero si tenemos creadores… habrá nuevas puestas en escenas que atraerán al público más joven.

¿Cómo crea el montaje de una obra? ¿Se basa en cómo la ha visto anteriormente?
No. Olvido todo lo que visto e intento imaginarla. Realmente la gente piensa que una obra siempre se ha representado como ellos la han visto y muchas veces no es así. Recuerdan aquella versión que han visto, quizás muchas veces, pero eso no quiere decir que la obra se montara así anteriormente. En resumen, intento crear con el libro en las manos.

Con Conchita Montes (1977)

Recuerdo la primera vez que vi La parranda en el Teatro Romea de mi Murcia natal, nada que ver con la última versión que hemos visto en el Teatro de la Zarzuela, tenía once años, cantaba Marcos Redondo, el teatro estaba engalanado para la ocasión y la gente vestía trajes típicos. Todas las vivencias influyen cuando se va a crear un montaje.

Bajo su dirección han pasado cientos de actores y cantantes. ¿Podría darnos el nombre de cuatro de ellos?
Sin duda – Mary Carrillo, María Fernanda D’Ocón, Esperanza Roy y Paco Valladares. Cuatro fenómenos muy creativos y que comunicaban con el público como nadie.

Lola Membrives¿Qué recuerda de Lola Membrives?
Ya era veterana cuando tuve que dirigirla. Se trataba de una obra de Alfonso Paso titulada Cuando tú me necesitas. Intercambiamos algunas palabras y me dijo: “Usted tiene una cosa que cuidar…. Aquella campanita”. De una forma muy sutil me estaba diciendo que yo me dedicara “a los efectos especiales” que ella sabía lo que tenía que hacer en escena. Más tarde, en un momento de la obra, me dijo “¿Por qué no me dice nada?” Le contesté que no lo hacía tras recibir sus indicaciones, a lo que Doña Lola me contestó que “Cuando hay un director que sabe lo que hace y lo que dice… ¡puede dirigirme!”. Los amigos decían que yo era su nieto.

Estrenó en París La Feria del come y calla. Coméntenos algo de aquella experiencia.
Se trataba de una obra, con texto de Alfredo Mañas y música de Bernaola, que montamos en París el año 1965, aunque ya había sido estrenada en 1964 en el Teatro María Guerrero. Llevábamos la orquesta y los decorados (que eran del gran Vitín Cortezo) desde Madrid, algo casi impensable actualmente. La representación fue un éxito.
(El ABC del 11 de junio de 1965 dice: “Sorprendió gratamente al público parisiense por su originalidad y brillantez”)

Quince años al frente del Teatro Nacional de Juventudes. ¿Qué recuerda de aquella etapa?
Fue algo extraordinario, todo lo que imaginaba lo podía llevar a la escena, no había límites. Era un Teatro Nacional y teníamos presupuesto para ello. Fue una etapa ante todo creativa para todos. Normalmente con gran número de espectadores, lo cual era reconfortante. Recuerdo los montajes de El principito, de El cochecito Leré, etc.

¿Cómo fue aquel Festival Iberoamericano de Zarzuela en La Habana?
Hubo una reunión de directores a la que fui invitado para dar una conferencia. Después Alicia Alonso me pidió organizar un festival de zarzuela pero… no había dinero. Todo tenía solución. Desde España se pagaron mi caché y los vestuarios de Cornejo y en Cuba se encargaron del coro, la orquesta, los decorados…

Se representaron María La O y Rosa la china por una compañía cubana y El barberillo de Lavapiés y El dúo de La africana dirigidos por mí. Todo ello en el Teatro García Lorca de La Habana. Después hicimos una "Antología del bolero", con un casting local. Como aspecto curioso te diré que las telas para el vestuario se tuvieron que traer desde México y las cremalleras y botones las llevábamos desde España.


El teatro que he vivido

No hay duda de que es un creador. Nos cuenta que hace un tiempo tuvo una operación y que las horas siguientes de salir de observación, las utilizó para crear dos nuevos espectáculos. Alguna nueva idea, que guarda celosamente, hemos podido atisbar durante la conversación... ojalá podamos disfrutar de ella pronto. Salimos de la cafetería y se despide de mí, cuando empezaba a alejarme, me dijo: “¡Ah! ¡Y te aseguro que tengo 82 años!”

© Pedro Gómez Manzanares 2012


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Las de Caín (Madrid 2011)
portada de zarzuela.net

12/IX/2012