Entrevista
a


Milagros
Martín



Pedro Gómez Manzanares


(Madrid,
23 de Noviembre 2006)

Milagros Martin - Ascension, La del manojo de rosas
En el papel de Ascensión, La del manojo de rosas


La escena se ilumina, por el fondo se deja entrever una silueta que avanza hacia la línea frontal del escenario, allí donde vivía en sus tiempos el apuntador. “La Musa” de nuestra zarzuela y de los amantes a nuestro género lírico, va absorbiendo la escena. Nada parece ser importante a su alrededor, todo se mueve en su entorno, un gran remolino va robando a la escena todo su atractivo, todo se adhiere ella. En breves instantes se convierte en el centro de atracción de la escena. Desde allí se esparcen los sentimientos que los autores dejaron escritos, junto a aquellos que el director ha aportado a la obra.

Milagros, es “La Musa” actual de nuestra zarzuela. Otras la precedieron, pero ahora ella es la actual heredera de aquellas grandes actrices y cantantes que llenaron nuestros teatros. Junto a ellas escribe la historia de nuestra zarzuela. El pasado mes de Junio consiguió el premio a “La mejor cantante de zarzuela” concedido por la “Fundación Premios Líricos del Teatro Campoamor” de Oviedo. Ya poseía otros como el “Premio Federico Romero”.

Estamos en un rincón del Café Comercial de Madrid a la salida de un ensayo de
Los sobrinos del capitán Grant en la Sala Bristol...


Milagros, ¿dónde naciste?

En Madrid, en la calle Viriato número 22, junto a la casa donde se supone que nació Ascensión, la protagonista de La del manojo de rosas.

¿Cuál es la razón por la que estás en este fascinante mundo de la zarzuela?

Empecé en el mundo del espectáculo haciendo el musical Sonrisas y lágrimas con un pequeño papel. La madre abadesa era la gran Pilar Abarca que me presentó a la maestra [Dolores] Marco, quien fue un soporte clave para mi carrera. Era muy firme y me hizo a veces llorar, pero tengo el mayor recuerdo de ella. Yo era muy joven y fue realmente ella quien me introdujo el veneno de la zarzuela en el cuerpo. De hecho estuve cinco años aprendiendo en sus clases. Posteriormente fue Ángeles Chamorro quién me aportó el dominio del fraseo. Debuté con El barberillo de Lavapiés en el papel de la Marquesita. Poco después hice la Mari-Pepa, de La revoltosa, dirigida por Castejón y la maestra Marco. Todo ello acompañado de tres temporadas en La Corrala de Madrid, participando en aquellos Veranos de la Villa. Debuté en el Teatro de La Zarzuela con José Luis Alonso en su gran montaje de El dúo de La africana, y lo hice en el papel de Amina. Con él me matriculé en la escuela de Canto y de allí me llevó al teatro de La Zarzuela.

¿Qué don crees que tienes para explicar el número de admiradores que te rodean?

Milagros Martin

Hacer el trabajo con cariño, con entrega, intentando en cada actuación mejorarme a mi misma. Nunca me aburro en un papel aunque lo repita muchas veces. Realmente cada día hago algo nuevo, siempre cambia algo, siempre hay nuevos matices. Al meterme en el personaje, mi actuación está influenciada por mi estado de ánimo, si yo sufro, el espectador sufre conmigo y al contrario. Lo que busco continuamente es “gustarme a mi misma”. Realmente la música ayuda a ese engranaje, aquellos matices que los autores quisieron transmitir están escritos en la música, están en la partitura, lo que pasa es que no se suelen leer, pero ahí están. Después hay que aportar la técnica oportuna para expresarlos y compartirlos con el público. Sólo queda poner el talento.

En este tema es necesario que el director musical y el escénico estén totalmente coordinados y que se propongan transmitir los mismos matices en el momento adecuado. Si no es así, el espectáculo sufre. En medio de ambos siempre está el cantante que es quien sufre el posible desencuentro. Es cierto que a todos nos toca en alguna ocasión cantar en circunstancias difíciles y yo no soy una excepción. Es en esos momentos en los que se descarga toda la energía acumulada por la situación que te rodea y que te embarga. Los estados de ánimo salen en nuestras actuaciones. Nuestra adrenalina queda a veces desprendida, flotando en algún “teatro encantado”, como aquellos viejos teatros de herradura. Realmente nos dejamos un trocito de nosotros en cada actuación, en algún telón de algún teatro ha quedado un “cachito” tuyo pegado.

La chulapona - final (Milagros Martin)

¿Qué sientes en estas tres escenas?:

Escena final de La chulapona: Un escalofrío por la espalda que me asciende hasta el cuello. Una acumulación de sentimientos.

Escena en la que descubres que Juan (Los gavilanes) quiere a tu hija Rosaura: Amargura, celos, rabia, me siento engañada. Siento que se han burlado de mi. Siento que muere mi esperanza. Siento que se apaga esa “llamita” que se había encendido.

Escena en la que decides irte con Javier y abandonar a Vidal (Luisa Fernanda): Vergüenza. Pierdo toda mi dignidad que había mostrado anteriormente. Siento pena al ver a Javier totalmente derrotado.

¿Cómo te sentiste representando La bruja de Chapí?

Creo que es uno de los personajes mas difíciles que me ha tocado hacer, tanto vocal como escénicamente. Me dirigió Luis Olmos. Recuerdo que tuve una contractura en un ensayo por culpa de la “joroba” con la que salía a escena. Realmente es un personaje que me aterra.

¿Qué zarzuela no has hecho y la tienes “entre cejas”?

La leyenda del beso (respuesta rápida, contundente, con la misma seguridad que muestra en todas sus actuaciones).

Muchos compositores componían para sus cantantes, ninguno pudo hacerlo para ti por razones evidentes ¿Con qué compositor te sientes mas cómoda, mas identificada?

Con Don Pablo Sorozábal. Coincidí estudiando música con su nieto. También me impresiona la música italianizante de Barbieri y Arrieta.

Es evidente la importancia que das al texto junto a la música, en algunos cantantes parece “algo olvidado”, algo “ajeno”. ¿Por qué es tan importante para ti?

El texto es clave en la zarzuela, siempre le he dado una gran importancia. Ángeles Chamorro me repetía que “hay que cantar sobre el texto”. Ahora se cuida más que antes el texto y hay razones que lo justifican. En primer lugar porque los más jóvenes reciben más formación que antes en este tema, pero también lo justifica el hecho de que ahora son muchos los directores de teatro que dirigen zarzuela y esto tiene un peso enorme. Ellos han traído todos esos matices a las representaciones de zarzuela.

La vida profesional siempre es complicada, ¿qué tienes en el teatro: muchos amigos, muchos compañeros, muchas envidias...?

Tengo mucho de todo, el teatro es quimera, es ilusión y eso trae amigos, compañeros... es normal que de nuestros compañeros hagamos nuestra familia. En todo caso es importante saber separar la vida privada de la profesional. En mi caso me siento afortunada de poder hacerlo. Muchos actores viven del teatro y para el teatro exclusivamente y eso suele generar problemas al final de la carrera profesional.

¿Cómo puedes inspirarte en la escena del dúo de La revoltosa cuando tu compañero (Felipe) no te transmite “NADA”?

En estos casos la dificultad se duplica. Tienes que hacer tu trabajo y el de tu compañero. Tienes que sentir tu personaje, transmitirlo y además debes creerte el del otro. Siempre es importante ayudar a tu compañero. Hay que respetarle, cuidar de no taparle en su intervención, colocarte en el lugar adecuado para no quitarle su protagonismo y permitir su lucimiento. Hay que ayudarle a ello. Incluso si vemos que no puede llegar, que está ahogado, debemos “cortarle” a tiempo.

La del manojo de rosas y Sorozábal. Dime algo de esta obra.

Con ella he conseguido muchas cosas y es ella la obra que más veces he representado. Es un ejemplo claro de lo que comenté anteriormente. En ella se produjo un evidente engranaje entre director musical y escénico. Todo fue como un encaje de bolillos. Los movimientos de cualquiera de los personajes estaban engranados. Todo iba con un ritmo marcado que a su vez era creciente a lo largo de la obra.

Milagros Martin - Manuela, La chulapona

¿Cómo son Los sobrinos del capitán Grant?

Es una obra con otro tipo de dirección, Paco Mir busca el gag cómico. Todo está pensado, nada queda a la improvisación, los movimientos, los gestos están todos premeditados. Todo funciona al milímetro.

¿Por qué solo has tenido algunas pocas incursiones dentro del mundo de la ópera?

He tenido la fortuna de tener siempre trabajo con la zarzuela. Con ella he podido mantenerme cantando y no me ha faltado trabajo. La ópera me habría exigido estar más alejada de mi familia, de Paco y de mi hijo. Con la zarzuela soy feliz, no busco más, no soy ambiciosa.

¿Cómo te sientes con las nuevas tendencias en nuestro teatro lírico?

Me considero una cantante abierta a nuevas ideas, a nuevos métodos, a nuevas formas, a cambios, a evoluciones. Doy la bienvenida a nuevos compañeros, a nuevos directores, a nuevas formas de dirigir. Adaptarse a la realidad actual y a la evolución del teatro es algo muy importante para mí.


Me habla de su familia, de Paco, de su cuñada, de su hijo, de sus padres... es, además de una gran cantante y actriz, una gran persona. Nos seguirá deleitando, por muchos años con sus grandes actuaciones y seguirá aumentando el número de admiradores. Como Milagros decía en algún momento de la entrevista, en cada actuación deja un “trocito” de ella, también en esta conversación lo ha hecho.

© Pedro Gómez Manzanares
y Milagros Martín
2007


in English
portada de zarzuela.net