Virgin Classics
Sorozábal La
tabernera del puerto, “No puede ser”; Vives Doña
Francisquita, “Por el humo se sabe”; Serrano La
alegría del batallón, “Canción guajira”;
Luna La pícara molinera, “Pajarin, tú que
vuelas”; Torroba Luisa Fernanda, “De este apacible
rincón de Madrid”; Soutullo & Vert El último
romántico, “Bella enamorada”; Serrano La
dolorosa, “La roca fría del Calvario”; Guerrero Los
gavilanes, “Mi aldea”; Guerrero El huésped del
Sevillano, “Raquel”; Pérez Soriano El guitarrico,
“Suena guitarrico mío” (Jota de Perico); Serrano El trust
de los tenoiros, “Te quiero, morena” (Jota); Sorozábal
La del manojo de rosas, “Madrileña bonita”; Soutullo
& Vert La del soto del parral, “Ya mis horas felices”;
Torroba Maravilla, “Amor, vida de mi vida”; Cano
Luna, “Un gitano sin su honor” Una crítica de Andrew Lamb Lo de “llévese dos por el precio de uno” ya puede aplicarse hoy en día hasta a los tenores, por lo menos si uno de ellos es capaz de empuñar una batuta. De hecho la semejanza en el timbre de voz de Villazón y Domingo hace que por momentos podamos pensar que es Domingo quien canta y Villazón quien dirige, algo que el DVD extra que acompaña al disco aquí comentado –otro ejemplo de “2 por 1”– se encarga de rebatir. No hay mejor demostración de la gran cruzada de Domingo a favor de la zarzuela que subirse al podio para guiar a un tenor más joven en lo que es un recorrido por muchas (aunque no todas) de las principales romanzas del repertorio tenoril. Con un tenor de la calidad de Rolando Villazón el resultado difícilmente podría no ser admirable –su voz es fuerte, pasional, expresiva, flexible y capaz de alcanzar los agudos más altos sin mostrar dificultad–. Me encanta el énfasis verbal de la realmente excelente “Canción guajira” y el expresivamente desarrollado “Pajarín, tú que vuelas” donde la voz se va apagando idílicamente al terminar el texto. Hay una pronunciación clara de enorme belleza y un expresivo fraseo en la exquisitamente bien medida “Bella enamorada”, y el sentimiento expresado en “Mi aldea” eleva la escucha de este número a niveles de emoción hasta ahora no experimentados. ¡Y cómo admira también el exquisito uso del diminuendo en “Ya mis horas felices”! Villazón consigue por otra parte excelentes resultados con el número de la ópera Luna de José María Cano, completamente nuevo para mí. Esta obra, otro ejemplo de la labor promotora de Domingo, comparte la pasión e inspiración melódica tan apreciadas por quienes amamos la zarzuela. Pero sí, durante casi una hora de duración que tiene el disco, se echa a faltar en ciertas ocasiones un mayor relieve en el timbre oscuro y en el canto a plena voz de Villazón, no siendo, como a él le ocurre una voz tan lírica, tan bellamente límpida o tan relajante como por ejemplo la de Alfredo Kraus. En el fondo no me siento tan conmovido por este recital de Villazón como me ocurre con los de otros cantantes, tales como Victoria de los Ángeles, Montserrat Caballé o Marcos Redondo –por no volver a mentar a Kraus–. No veo en este aspecto a este disco a la altura de los grandes recitales de zarzuela de todos los tiempos o merecedor de poder entrar en el podio de este tipo de grabaciones. Pero en un aspecto considero a este álbum de una excepcional calidad. Y es que, desde el punto de vista de la dirección orquestal, creo que en pocas ocasiones puede apreciarse una concepción tan individual y convincente de cada número grabado. Me seduce el modo en que Domingo deja fluir números como la “Canción guajira”, o los cambios de ritmo que introduce en “Pajarín, tú que vuelas” o el sentimiento que su labor directorial transmite a romanzas como “Ya mis horas felices”. Incluso fragmentos tan familiares como “Mi aldea” o la serenata de El guitarrico, tienen aquí una frescura y un sentimiento de completa originalidad que hacen que no pueda evitar decir que Domingo en esta recopilación ha destilado su íntima y basta experiencia vital con el género zarzuelístico. Normalmente uno no compra un recital vocal en disco pensando en el director, pero en este caso nos preguntamos si no estaremos ante el disco de romanzas de zarzuela más inteligentemente dirigido. En resumen esta grabación trasciende la mera colección de romanzas de repertorio que en principio es, para convertirse en un conjunto de interpretaciones que deberían ocupar un lugar privilegiado en cualquier colección zarzuelística. El autorizado artículo de Christopher Webber insertado en el libreto captura con talento la esencia del género a la par que resume con eficacia los argumentos de las zarzuelas a las que pertenecen las romanzas grabadas. Adicionalmente estas notas merecen el elogio del autor por ser capaz de arreglárselas para aludir a Lionel Monckton en un texto sobre zarzuela –algo de lo que queda constancia en las traducciones española y francesa del texto–. ¡Tristemente tal temeridad suponía llegar demasiado lejos a juicio del traductor alemán! © Andrew Lamb 2007 in
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