La chulapona
(Moreno Torroba, Romero y Fernández Shaw)

La chulapona (Teatro de la Zarzuela 2012)
Teatro de la Zarzuela, Madrid
( 4 de mayo de 2012)

una crítica de Ignacio Jassa Haro


Reponer tras veinticinco años de su estreno un montaje teatral y seguir provocando el entusiasmo del público es meritorio en extremo. La culpa que deviene en mérito es compartida aunque tiene un par de nombres como principales hacedores, Gerardo Malla y Milagros Martín. El primero porque ideó este montaje clásico e imperecedero que sólo denota los años en los elementos kitsch ochenteros revalorizados ahora que lo vintage hace furor. La segunda porque siendo inspiradora del montaje inicial sigue haciendo con la Manuela bandera de su arte un cuarto de siglo después. Tras asistir a la noche del estreno de esta enésima reposición y visionar después algún fragmento de la grabación de 1988 creemos que Milagros se ha superado.

Milagros Martin y Antonio GandiaLa noche de autos la Martín tuvo que enfrentarse a una Rosario mucho más joven, Susana Cordón, que aun hilando fino quedó ensombrecida por su maestra. Tenía previsto haber actuado dicha velada la también veterana y creadora del personaje en el montaje de 1988 Carmen González, pero un accidente acaecido durante los ensayos le afectó a la locomoción impidiéndole estar en condiciones de estrenar. Eso tuvo como consecuencia una diferencia notable de la edad de las dos protagonistas que generaba una curiosa alineación de personajes según su menor (Manuela y Señor Antonio) o mayor (Rosario y José María) juventud, alterando de manera sugerente los equilibrios entre ese cuadrángulo amoroso.

Los dos galanes mencionados tuvieron en Antonio Gandía y Luis Álvarez impecables contribuciones. Especialmente destacada por lo inusual es la del tenor, que cantó con extraordinaria elegancia y naturalidad exhibiendo una voz bien colocada. Aunque la parte del barítono es mucho menos relevante vocalmente el personaje tiene enjundia dramática, que Álvarez supo avalorar con la mesura de los buenos actores. El Chalina de Jesús Castejón –quien ya actuó en la reposición de 2004– resultó pálido al lado del que construía su padre mientras que la Venustiana de Charo Reina nos hizo saltar de nuestro asiento. Carlos Crooke fue un Juan de Dios quizá demasiado joven, mientras que el propio Gerardo Malla construyó un Don Epifanio sin la gracia de Manolo Codeso o Luis Barbero.

El maestro Ortega concertó con habilidad a todos los implicados aunque la orquesta no estuvo siempre fina, algo que sólo se explica por una escasez de ensayos (pero no se perdona, habida cuenta las veces que ha interpretado esta obra en su historia). El coro, por su parte, cantó y actuó como tan bien sabe hacer bajo las órdenes de Antonio Fauró; el chotis, el pasacalle o los momentos en que acompaña a los solistas dejaron la piel de gallina a este cronista por la “intención” con que los cantaron.

Experiencias como la de este montaje nos muestran cómo la excelencia en la interpretación refuerza la apreciación de las obras a la par que las obras de importancia excepcional son fuente de inspiración que estimula buenos montajes. Y a los hechos me remito.

© Ignacio Jassa Haro 2012


Reparto: Susana Cordón (Rosario), Jesús Castejón (Chalina), Raquel Torres (Emilia), Jesús Alcaide (Organillero y Borracho), Gerardo Malla (Don Epifanio), Charo Reina (Venustiana), Milagros Martín (Manuela), Lolita (Ana SAntamarina), Luis Álvarez (Señor Antonio), Isabel González (Ascensión), Ada Rodríguez (Concha), Antonio Gandía (José María), Carlos Crooke (Juan de Dios), Eva Durán (Cantaora). Bailarines y Figuración del Teatro de la Zarzuela; Coro del Teatro de la Zarzuela (Antonio Fauró, director); Orquesta de la Comunidad de Madrid; Mario Bernedo (Escenografía y figurines); Goyo Montero (Coreografía); Eric Teunis (Iluminación); Gerardo Malla (Dirección escénica); Miquel Ortega (Dirección Musical)


portada de zarzuela.net

11/VI/2012