Ciclo de Zarzuela
Veranos de la Villa 2004


Opera Comica de Madrid 2004

Gloria y peluca (Música: Francisco A. Barbieri/Libreto: José de la Villa del Valle) / El dúo de La Africana (Música: Manuel Fernández Caballero/Libreto: Miguel Echegaray)

Mis dos mujeres (Música: Francisco A. Barbieri/Libreto: Luis de Olona)

El barquillero (Música: Ruperto Chapí/Libreto: José López Silva y José Jackson Veyán) / La revoltosa (Música: Ruperto Chapí/Libreto: José López Silva y Carlos Fernández Shaw)

Compañía Ópera Cómica de Madrid
Centro Cultural de la Villa, Madrid
del 5 al 29 de agosto de 2004


Ignacio Jassa Haro


Notable cambio de aires el que se respira este año en el ciclo veraniego de zarzuela que ofrece el Ayuntamiento de Madrid. A la tradicional temporada en el Centro Cultural de la Villa –objeto de este comentario– hay que unir la presencia de dos espectáculos zarzuelísticos de indudable calidad tanto en su concepto escénico como en lo interpretativo: La eterna canción en el Teatro Español con producción propia (léase la crítica del espectáculo firmada por Christopher Webber) y El huésped del Sevillano en la Muralla Árabe a partir de la producción del Teatro Campoamor de Oviedo. Se trata por tanto de una oferta amplia y completa, con cinco programas y siete obras, donde se abordan todas las épocas de la historia de la zarzuela y en la que se combina lo muy popular con obras hasta ahora olvidadas aunque recuperadas hoy debido a su indudable calidad y belleza. Si a lo programado por la Concejalía de las Artes madrileña se une la iniciativa privada de la Compañía Lírica Española de Antonio Amengual (en forma de temporada de zarzuela con seis programas diferentes en el Teatro Reina Victoria) y el fin de la temporada del Teatro de la Zarzuela (que alcanza casi todo el mes de Julio) nos encontramos con el período estival de mayor actividad zarzuelística en tiempos recientes.

Centrándonos ya en la temporada del Centro Cultural de la Villa hay que destacar sobremanera el hecho de que haya sido la compañía Ópera Cómica de Madrid la encargada de materializarla. Comenzaba a ser un sinsentido que la ciudad de Madrid llevara tanto tiempo sin disfrutar del trabajo de esta dinámica e inquieta aventura cultural capitaneada por Francisco Matilla y Fernando Poblete. El cercano estreno de Mis dos mujeres en el pasado Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid en el vecino municipio madrileño de Móstoles debió de servir de magnífica tarjeta de presentación ante los responsables municipales a la hora de elegir quién se encargaría de la tradicional programación zarzuelística de los Veranos de la Villa.

Luis Alvarez / Francesco Calero / Ruth Delaria
Luis Álvarez y sus "dos mujeres", Francesca Calero y Ruth Delaria

Se abrió la temporada con un singular programa donde se combinaba un clásico del género chico, El dúo de La Africana de Manuel Fernández Caballero con una obra pionera en el teatro musical breve, Gloria y peluca de Francisco Asenjo Barbieri. La primera en producción ya conocida mientras que la segunda en una producción hecha para la ocasión. La combinación de estas dos obras bien diferentes teniendo presente los más de cuarenta años que distan entre la composición de una y otra, con lo que eso supone para la evolución del género de la zarzuela, es sin embargo acertada dado el protagonismo que adquiere el mundo de la ópera en el argumento de sus libretos. Así si en Gloria y peluca tenemos a un peluquero que está a punto de perder a su novia en su afán por emular a Rossini en El dúo... son los componentes de una compañía de ópera de provincias los que con sus pasiones humanas ponen en peligro la viabilidad de trabajar por amor al arte. La partitura de Barbieri nos muestra la eterna pugna entre la música italiana y la española que en el ecuador del siglo – la obra data de 1850 – llega a una tregua mágica: la creación de un género propio (la ópera cómica española o zarzuela) resultado de la simbiosis de la música popular española con un género musical foráneo aunque completamente aclimatado en España (la ópera italiana). Fernández Caballero, tan sólo unos años más joven que Barbieri, pero de una gran longevidad compone casi a final de siglo esa pequeña gran obra de este programa doble donde se muestra con sarcasmo el negocio de la ópera italiana en España y en la que vemos de nuevo cómo lo patrio se enfrenta a lo italiano.

En el caso de Mis dos mujeres – segunda propuesta de la minitemporada – tenemos un magnífico ejemplo de cómo el modelo de zarzuela que Barbieri ha creado pocos años antes está consolidándose. La obra rica en bellezas melódicas y con varios momentos de felicísima inspiración (el coro de colegialas o la lección de música por citar los más llamativos) muestra a un músico en perfecta comunión estética con su libretista. Escenas como el cuarteto o el terceto del segundo acto son ejemplos de un sabio empleo de la música como elemento dramático (en este caso de carácter cómico).

En cuanto al programa doble dedicado a Chapí se presentaron en una nueva producción dos sainetes madrileños de costumbres. Uno de ellos fue el que probablemente sea el sainete por excelencia ( La revoltosa ) mientras que el otro ( El barquillero ) es un claro ejemplo de la genialidad del músico y de la gran perfección formal que esta fórmula músico-teatral adquirió en los años del cambio de siglo.

Lo más importante de lo visto en este ciclo estival es sin duda el trabajo que se ha hecho con las tres obras menos conocidas: Gloria y peluca , Mis dos mujeres y El barquillero . En todas ellas Ópera Cómica de Madrid ha derrochado imaginación brindándonos unos espectáculos montados con gran preocupación por lo visual, con inmenso cuidado en lo escénico, con auténtica pasión por lo musical y velando sobre todo por lograr una óptima dimensión global del espectáculo. Como cabría esperar los resultados son buenísimos.

Las puestas en escena de estas producciones resultaron muy heterogéneas lo que dotó al ciclo de una variedad que se agradece. Si trazáramos una escala de “estilización” y asignáramos a cada propuesta escénica un valor en la misma el programa doble de Chapí (de un realismo casi preciosista) se ubicaría en la zona con valores de menor magnitud. El montaje de Mis dos mujeres es por el contrario una muestra de notable estilización escenográfica; y es que aunque reconozcamos el entorno que rodea a los personajes hay una notable abstracción espacial. El programa que combina las obras chicas de Barbieri y Fernández Caballero se encontraría a mitad de camino, teniendo un atrezo muy detallista pero una escenografía con cierto grado de abstracción. Sin embargo y con independencia del grado de estilización todos los montajes fueron de una gran belleza plástica.

El trabajo actoral se ha preparado cuidadosamente en todas las obras recuperadas resultando más improvisado en las de repertorio. Es especialmente importante el modo de aproximación al fenómeno castizo en el programa doble chapiniano. Francisco Matilla reivindica la naturalidad del habla de los tipos populares que pueblan los libretos de López Silva, Jackson Veyán y Fernández Shaw. Estos grandes libretistas crearon tipos muy finos con los que trabaron no menos finas historias. El mal gusto de algunos intérpretes y directores de escena y la fácil complicidad del público han ido torciendo con el paso del tiempo la finura de lo escrito persuadiendo a la opinión pública de la chabacanería del género chico.

Francisco Matilla
Francisco Matilla

En Gloria y peluca destacó el limpio concepto escénico del juguete cómico y la brillante interpretación musical de orquesta, coro y solistas – con un Luis Álvarez magistral. Por lo que se refiere a Mis dos mujeres la adaptación literaria del libreto de Olona (que merece un análisis monográfico) dinamiza y rejuvenece una ingeniosa historia representada con una frescura ideal. Para el rol titular de El barquillero (que permanece en nuestra memoria en la voz del tenor donostiarra Munguía quien lo grabó con Argenta) se nos propone una tiple tal y como ocurriera en su estreno en 1900. Ruth Delaria emulando a la Taberner en el Teatro Eldorado más que ejerciendo de Pepillo propiamente consigue desprender un delicioso aroma de época pleno de modernidad ¡pues qué actual resulta este travestismo en escena!

En el capítulo del “debe” hay que incluir la falta de redondez de las representaciones de las dos obras de repertorio del ciclo. Esto es especialmente palpable si se compara con los resultados artísticos de otras compañías que pasean estas y otras grandes obras cientos de veces por toda España y que literalmente las bordan aunque hay que decir que también influye en ello la repetición durante años de los mismo pasos y gestos que todo el elenco tiene ya perfectamente asimilados. Otra mácula es el hecho de que La revoltosa se desarrolle en un escenario común al de El barquillero lo que si bien da unidad al programa doble crea problemas escénicos importantes al pasarse de la corrala que el libreto pide a un decorado de tipo fachada que complica considerablemente las cosas (resintiéndose especialmente la escena final). Para El dúo... la sombra de José Luis Alonso es alargada y el propio Luis Álvarez parece estar recreando el montaje del desaparecido director que él mismo tantas veces ha protagonizado.

Luis Álvarez intérprete principal en todas las obras representadas requiere el comentario más amplio así como el mayor elogio de todo el plantel. En Gloria y peluca su personaje lleva el peso de la obra. El trío donde él sólo canta las partes para barítono, tenor y soprano de una supuesta ópera escrita por su personaje arrancó con toda justicia grandes aplausos. En El dúo... siguió conservando protagonismo a pesar de lo antes apuntado. Mis dos mujeres tiene en Don Diego al personaje central de la obra y en Álvarez encarnádolo a quien le da aliento e impulso; su trabajo es de una absoluta precisión y en él se observa una perfecta síntesis de expresividad musical y comicidad teatral. El barquillero tiene en este barítono un Melgares de libro. Por último su señor Candelas en La revoltosa se muestra especialmente eficaz en su verosímil rectitud finalmente torcida. ¡Qué maravillosa versatilidad la de este intérprete para saltar de lo popular a lo cortesano pasando por lo caricaturesco!

"Music Master" Don Diego (Luis Alvarez) tangles with the Convent Girls (Act 3)
“Maestro de Música” Don Diego (Luis Álvarez)
se “lía” con las novicias (
Mis dos mujeres, Acto III)

Enumeramos al resto de cantantes y actores protagonistas comentando brevemente sus logros. Milagros Martín participó en los dos programas de género chico con gran brillantez. Sin embargo fue en los dos clásicos donde desplegó toda la talla de grande cantante y actriz que hay en ella. Si en su Antonelli derrochó gracia y salero su Mari Pepa combinó sabiamente “nervio” y dulzura. ¡Bravo por ella! El tenor Alejandro Roy por su parte abordó con brío el papel masculino de mayor enjundia vocal de Mis dos mujeres así como el Giuseppini de El dúo... ; en ambos su brillantez en lo canoro minimizó sus méritos en lo escénico. Ruth Delaria que a pesar de su juventud está ligada ya al rol principal de Mis dos mujeres puede pasar también a ser un Pepillo de referencia con poco que la producción de El barquillero gire. Francesca Calero confirmó su saber hacer en el papel de la Condesa de Mis dos mujeres que ya estrenó en Móstoles. Carmelo Cordón a su vez dibujó con mesura un excelente Felipe en La revoltosa .

Entre los característicos tenemos que destacar de manera muy especial el brillante trabajo de Trinidad Iglesias en todas sus intervenciones (Doña Serafina en El dúo ..., la madre Angustias en Mis dos mujeres , Prudencia en El barquillero y Gorgonia en La revoltosa ). Completan la nómina Beatriz de Urbina (correcta como Amina en El dúo... ), Mario Rodrigo (bueno en los dos Chapís pero que en Mis dos mujeres se encontró con el problema de encarnar a un Cupido-Blas pensado para otro), Miguel López Galindo (sobresaliente en el Don Gaspar de Mis dos mujeres ), Mar Abascal (que domina la Soledad de La revoltosa ), Paco Lahoz (insuperable en el programa doble madrileñista) y Carmelo Peña (también excelente en los dos Chapís).

La orquesta lógicamente acusa el hecho de no tener una composición estable. El coro, mixto en los dos programas dobles pero inexplicablemente sólo femenino en Mis dos mujeres, estuvo correcto. Al frente del foso estuvo Carlos Cuesta con unos brillantes Barbieris, un Fernández Caballero algo desigual y unos Chapís inseguros (siendo mucho mejor El barquillero ).

Ópera Cómica de Madrid nos han permitido vivir unas mágicas veladas en esta redonda temporada estival. Esperemos que su presencia en la cartelera madrileña se mantenga en el futuro. ¡Ellos se lo merecen y el público también!

© Ignacio Jassa Haro, 2004


Repartos: Gloria y peluca: Milagros Martín (María); Luis Álvarez (Marcelo). El dúo de La Africana: Carlos Velicias (Pérez); Luis Álvarez (Querubini); Beatriz de Urbina (Amina); Alejandro Roy (Giussepini); Milagros Martín (Antonelli); Manuel Lozano (El bajo); Trinidad Iglesias (Doña Serafina); Andrés Poblete (Inspector). Mis dos mujeres: Mario Rodrigo (Cupido-Blas); Francesca Calero (La condesa); Luis Álvarez (Don Diego); Ruth Delaria (Inés); Miguel López Galindo (Don Gaspar); David Gómez Montiel (El notario); Alejandro Roy (Don Félix); Trinidad Iglesias (Madre Angustias); Carlos Velicias (El regidor). El barquillero: Ruth Delaria (Pepillo); Milagros Martín (Socorro); Trinidad Iglesias (Prudencia); Paco Lahoz (Eugenio); Luis Álvarez (Melgares); Mario Rodrigo (Coletilla); Carmelo Peña (Cayetano). La revoltosa: Milagros Martín (Mari Pepa); Mar Abascal (Soledad); Trinidad Iglesias (Gorgonia); Lucía Martín (Encarna); Cristian Poblete (Chupitos); Luis Álvarez (Señor Candelas); Carmelo Cordón (Felipe); Paco Lahoz (Cándido); Carmelo Peña (Tiberio); Mario Rodrigo (Atenodoro) Orquesta Ensamble Instrumental de Madrid; Coro de Ópera Cómica de Madrid; Carlos Cuesta (dirección musical); Fernando Navajas (escenografía); Mariana Mara (vestuario); Pedro Pablo Melendo (iluminación); Fernando Poblete (producción ejecutiva); Francisco Matilla (dirección de escena)

Producciones de Ópera Cómica de Madrid


in english
portada de zarzuela.net